viernes, 12 de agosto de 2011


PRE-APOCLIPSIS Pintura & Cine
Textos de Armando Uribe
Todas estas pinturas ilustradas, o textos ilustrados, provienen de imágenes documentales que quisiéramos olvidar en ese afán de muerte, de ya no saber nada más; una muerte negada justamente por la totalidad de esta muestra. Estas pinturas sirven de testimonio a las citas de ellas mismas que hace Gonçalves en su film Pre Apocalipsis, donde la presencia de Uribe como un muerto «dado por muerto», un «muerto vivo», o como un «vivo aún no muerto», alude de forma inquietante a todo aquello viviente. Uribe habla del único modo que lo puede hacer, haciendo poesía, mientras observa su propio recorrido en una negra carroza con patente de Villa Alegre tirada por dos caballos igualmente negros (para Kandisnky el negro representa la nada, la nada sin ninguna posibilidad).

El recorrido incluye la Catedral, el antiguo edificio del Congreso, el palacio de La Moneda y finalmente el Cementerio General; habla como leyendo las páginas de un libro, reflexionando y describiendo. Finalmente llega a destino y accede a un espacio de espejos negros, paredes de terciopelo negro, piso de piedras negras donde, fuera su catafalco, se encuentra con los personajes de los cuadros amarillos. Conversa con ellos y es en ese momento que se da lugar al binomio a que refiere el título. De manera cabal e ineludible, imagen y palabra subrayan, enfatizan, pero también desvían, contrastan y reiteran, nos alejan del sentido y lo recuperan, obligándonos, exigiéndonos su atención. Se habla de una historia que es nuestra, pero que vemos como si hubiese sido sacada desde adentro de nosotros mismos y puesta allí en un juego provocador de aproximaciones y lejanías. El terror de Orbaneja se cumple en una progresión que nos deja, finalmente, sin palabras e imágenes suficientes.

El film, que requiere del tiempo para ofrecerse de pronto se ha quedado sin él, sin tiempo, sin palabra, sin imagen. Nos queda la mueca final que Uribe lanza al lente, sabiendo que en el ojo de Goncalves estamos todos y él mismo. El fin es el cierre de obturador.

Francisco Brugnoli Noviembre de 2009

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